lunes, 2 de abril de 2007

Crónica de él y yo [Primera Parte]

Lo último que soñé, fue que te besaba, que detrás de tus ojos azules, aún estaba yo, aún tenía ganas de jurarte amor eterno, aún quería ser tuya con tu promesa de ser mío vos también… detrás de los sueños que podríamos seguir soñando después de esto… abrí mis ojos definitivamente y pregunté “¿Dónde está…? ¿me dejó…? Qué pasó?”.
La mirada absorta de mi madre, al parecer, no quería darme respuestas, tal vez, porque no quería escucharla… tal vez, porque pensaba que no la merecía, equivocándose… no tardaría en enterarme lo que había pasado.
Estabas a pocos metros de donde mis meses internada, me habían convertido en una parodia borracha de pedidos… por mucho esfuerzo que hubiese hecho, no podrían devolverme la conciencia que pedía y hoy, que finalmente la tenía, no estabas ahí para apreciarla… un punto y seguido se marcaba en esto que ahora, nos tocaba vivir… ahora a mi me tocaría conquistar el lugar que antes era tuyo… continuar el legado de la paciencia en caricias.
“Tuvo un accidente, está grave, venia a verte todos los días y esta vez, no era la excepción… venía para aquí…” camino al hospital, como todos los días, el destino nos había jugado una mala pasada… te había jugado una mala pasada… ¿podría seguir reflejándome en el fondo de tus ojos, pensando que mi alma estaba en la tuya… que mi alma era tuya?... la vida era injusta.
Descubrí al volver a nuestra casa, que no habías llegado ni a tomar el desayuno… como en una alucinación pude ver primero, todo lo que habíamos imaginado, “estaba escuchándote ¿viste?”, para luego continuar la fantasía de tu impaciencia y tu corrida hacia la calle, como en una tragicomedia reí y lloré en un mismo pensamiento, casi viéndote… mi madre, compungida, me abrazó mientras lloraba… “necesito verlo” le dije enérgica a pesar del llanto… “así tenga que traerlo del mismo infierno necesito verlo”.
Mi madre no lo entendía, intentaba explicarme porque no me haría bien, porque no era lo que necesitaba, pero mi llanto estridente era más fuerte… no había dudas… yo era suya y a su lado debía estar… como lo hizo él conmigo… como yo sentía que debía ser.
Luego de que los pensamientos pujaran poderes con los sentimientos, me llevaron a verte… y ahí estabas, prácticamente desfigurado… prácticamente vencido, pero luchando… desde aquí podía seguir viendo tu rostro compungido pero hermoso… preguntándome si seguirás siendo mío después de todo esto, después de la ebriedad de todo aquello, que en el aire nos quedaba por vivir, donde solo se dibujan en el alma, pero donde siguen dudando si son ciertos. ¿Donde se busca una razón para el tiempo, cuando solo se encuentran artificios, para lo que no se puede querer como un momentos…? tus palabras, tus pensamientos, un coqueteo de los corazones, rogando de amor seguir latiendo; devolviendo la vida en un momento… donde la vida te dijo que el dormir sería la salida más idiota, más cómoda y más incierta en la parte más ilusa de lo que estábamos viviendo… una crónica abultada, donde la historia trastocada era parte de vos… era parte de lo más incierto de este destino maléfico [...]