lunes, 19 de febrero de 2007

Crónica de ella y yo [Primera Parte]

Nos acongojaban unos simples exámenes de rutina, a pesar de ser solo eso… rutina. El separarnos durante el tiempo que durarían los estudios, justo nuestro día franco, era trágico en nuestros planes matutinos, vespertinos y nocturnos… el asunto era que no podríamos amarnos por mucho tiempo… aún no lo sabíamos.
Un extraño mal amenazaba tu buena salud y de a poco, se fue degenerando esta, de a poco bajabas de peso, casi no comías… los hospitales nunca te gustaron, ni a mi.
“Te traje margaritas… ¿te gustan?”… me sonreías y tomabas mi mano dulcemente, acariciabas tu rostro con esta, disfrutando recorrer cada centímetro de tu piel con la mía, como en agradecimiento.
Ya tu dificultad para hablar era recurrente… usabas un anotador que tu madre te había dado para comunicarte conmigo… con todos… no parecías ofuscada, siempre te mostrabas radiante, efusiva y vivaz, a pesar de todo el mal que crecía dentro tuyo sin saberlo… sin quererlo… como peleando contra un rival sin nombre… sin rostro… Pero ahí seguías tu, hermosa como el primer día en que te conocí; que si existiera la perfección, me atrevería a decir que esa eras tu… nada te importaba.
Paseaba las salas de espera fumando sin parar, prendiendo el cigarrillo con el anterior, dormía en el hospital hasta que el agente de seguridad, me recomendaba volver a mi casa, y hacía allí iba yo, con el tiempo suficiente para bañarme, comer algo y esperar a que vuelva a abrirse el horario de visita… entonces, volvería nuevamente a tu lado, tomando tu mano hasta que te despertaras, hasta que abrieras los ojos para saludarme “buenos días mi amor” me decías “¿otra vez no dormiste?”… mi mueca me mostraba compadeciéndome, pero todavía con mi fortaleza intacta ¿Cómo iba a utilizar el tiempo en dormir, si me necesitabas? Si no encontraban la forma de ayudarte los médicos, tal vez mi amor, te ayudaría a pasar el mal trance… tal vez…
“Encontramos una extraña patología…” creo que eso fue un disparador en mi cabeza “haremos todo lo que esté a nuestro alcance, pero su pronóstico es reservado…” a partir de ahí, todo cambio, comencé a recorrer iglesias, buscar otras medicinas, leer libros para obtener respuestas, pero ni mis amigos médicos lo entendían… nadie ni siquiera me acercaba una palabra de aliento… ese era yo, preso del vértigo de encontrarme, buscando una respuesta que me acercaría esperanza.
Ahí fue donde comencé a escaparme por la solución más rápida, enjuiciar a los que yo pensaba culpables, a los males que la vorágine de la vida nos agolpa en los sentidos, los males que nos infringimos nosotros mismos, el balance que perdemos de no poder continuar sin obligarnos a romper las reglas de nuestra salud, entre otras cosas… entre otros motivos… porque las cosas, la mayoría de las veces, no suceden como queremos que pasen, sino, como tienen que suceder… y esa era, la primer parte del momento… Encontrar una respuesta a una `pregunta, que todavía no se había originado, pero que sucedería tarde o temprano… y a veces, lo insostenible de lo que no queremos que suceda, es justamente eso, lo inevitable de aquello, que no podemos controlar.
Las semanas pasaban y cada vez más las esperanzas desaparecían… cuanto más ganas tenía de encontrarle solución, mas vueltas dábamos en el laberinto…Al parecer, no habría ni medicación ni Dios que la salvara… al parecer…

1 comentario:

Ce (La Pequeña Anonima) dijo...

Solo dire.... Sigo Esperando el Impacto....
Besos
Te Re Quiero