martes, 9 de enero de 2007

Abril... un tatuaje y una guardia médica [Parte Final]

Mantenía un dibujo sombreado sobre su piel desnuda, guardaba artilugios de su alma en el lugar más recóndito de esta, su pelo negro engalanaba su rostro con maravillosa luminosidad y reticencia, se dejaba caer en los brazos del amor, y había vuelto por mi… los brazos del amor… del suyo.
“¡Doctor!”… nuevamente la culpa me azotaba… nuevamente aquello que años de olvido habían logrado tapar, hoy, estaba frente a mi… el amor de aquello completamente desinteresado… aquello tan dulce… tan mágico.
No pude hacer más que abrazarla… abrazarla y llorar… “¡Abril! Tanto tiempo esperándote… soñándote…”. Entonces nos besamos, nos besamos ante el aplauso de todos los pacientes que esperaban ser atendidos, los transeúntes, los curiosos o los que solamente pasaban por ahí a comprar remedios… todos cerraron nuestro beso con un aplauso sincero, un aplauso totalitario y afectuoso… nada más importaba, éramos ella, el mundo y yo.
Mientras acariciaba su pelo, que ciertamente había crecido muchísimo… “Abril, perdoname, no sabia que hacer, no podía…” entonces, tapo con su dedo índice mis labios, sostuvo mi boca hasta encontrarla con la suya y no dirigió más palabra. El haber crecido, el haber dejado de ser aquella adolescente que me hacia dibujitos, hasta la había puesto un escalón más arriba de donde yo estaba, estaba purificada de alguna manera, era un sueño.
“¿Cómo fue… donde estuviste… cuando volviste?” al parecer demasiadas preguntas disparaba mi cabeza; Abril solo carcajeo divirtiéndole la situación, haciéndome sentir como un adolescente otra vez, como si el tiempo no hubiera pasado y mi amor de la secundaria, estuviera ahí. Abril victoriosa, ahora siendo una mujer hermosa, me sentó ahí mismo, en la sala de espera, tomó mis manos en las suyas y empezó… “estuve una semana entera llorando mientras mi mamá embalaba nuestras cosas, no había manera de que continuemos en Buenos Aires, ella se había empecinado en que lo que vos decías era lo mejor… nos fuimos a Mendoza, es un lugar maravilloso, pero hay más de mil kilómetros hasta acá…” observaba mis manos mientras me hablaba… guardaba todavía, en señal de respeto, el no dirigirme la mirada, aunque muchos años habían pasado, aún era su médico… “los primeros tres meses estuve internada, mi mamá se asustó mucho, pensó que me moría… entonces… te recordé…” Su expresión se transformaba, a medida que levantaba su rostro para mirarme… para luego quedarnos enfrentados mirándonos, fijamente a los ojos… “el amor por vos me salvo… el amor que sería nuestro hoy, siete años después…”.
Una vez más, la emoción se apoderó de mis actos, de mis pensamientos y me abordó por completo… Abril lo notó y me abrazo fuerte; como un niño, me deje reposar en sus brazos y le pedí que me perdone una vez más…
Un rotundo silencio pareció calmar el aire, ¿Quién podría identificar las razones? Al parecer todo era perfecto, ella esta ahí, yo con ella, las ganas con nosotros… pero el silencio, el nefasto y morboso silencio musicalizaron las palabras de Abril tímida y aniñada, como el primer día… “Debo irme… debo volver con mi madre a Mendoza, ahora la que está muy enferma es ella… no puedo abandonarla, no yo…” volvería a la rutina apagada, sin amor, sin afectos de ningún tipo, de ninguna especie… “no quisiera abandonarte… tu amor, tu amor encapsulado en tu recuerdo en mi me devolvió la vida, nada más importaba, debía volver a verte…”.
Absorto me quede mientras Abril se iba, como hace siete años atrás, como replegando, nuevamente, mis alas al volar, obligándome a caer pesadamente en el piso. No se despidió, ni volvió su mirada mientras se iba, no me beso ni siquiera a la distancia; como consecuencia de mi acción, hoy, si quisiera aquel sueño llamado amor, debería pelear por el, debería alzar mis fuerzas y saber que ya nada ni nadie vendría a regalarme nada…
Pero en mi memoria, siempre quedará el dibujo sombreado en la piel desnuda de Abril, un dibujo de un corazón y una rosa, y mi nombre… mi nombre tatuado en él.

¿Cómo perder lo que nunca se tuvo? ¿Cómo entender que hay, un delgado limite entre tener todo y no tener nada? ¿estamos preparados, para entregarnos completos? A veces, tantas cosas que queremos tanto, se nos escapan por tan poco… Abril no se movió por venganza, sino, por algo que es mucho peor… la decepción… aunque todavía, siga amando a su doctor, como el primer día que lo vió… él por ella no se arriesgo en su momento, quedándose., eternamente con la duda de, que hubiera pasado si…

4 comentarios:

Ce (La Pequeña Anonima) dijo...

Al final no fue tan tragico el final... no se quedan justos pero la reflexion es la puritita verdad no se puede perder lo que nunca se tuvo, pero viste que complicadas son las almas humanas que nunca saben poner un punto final y siempre tienen algo mas que decir... en fin una obra de arte literaria mas para mi coleccion... de las tuyas...jeje...
Pero mmento ahora quiero saber cual hubiera sido la otra opcion y si la intriga me mata... en fin...
Besos
Te Quiero
Cuidate

Ambar dijo...

acá estoy....poniendme al día...
te quiero mucho.

besos muchos

Anónimo dijo...

ola emanux como andas espero que bien no lei nada de lo que pusiste ... de chiquita leia mucho ahora ya no estoi re paja para leer sorry! asi me va a ir en la facu jijiji.. nada pasaba besos...

paulita

Cecilia's Art dijo...

wouuuuuuuuuuuuuuuu, q historia muchacho!!!!...

quiero masss....

siempre cta con mi amistad ehhh...

cuidese..

In our life there is a single colour
as on an artist´s palette,
which
provides the meaning of life and art
it is the colour of LOVE.




:)